Hay personas que piensan que discutir es malo, y que debatir solo desgasta y no trae nada positivo. Sin embargo, otros lo adoran. Es que para muchos, debatir es un pasatiempo sumamente divertido que merece toda la atención, especialmente cuando los debates se hacen de forma planificada y no espontánea.
Las personas que se entrenan para debatir no lo hacen solamente para ser políticos, sino que desarrollan dinámicas de interacción laboral. En un club de debate, es posible adquirir destrezas para defender mejor los propios argumentos y también para buscar puntos de encuentro, lo que es indispensable en cualquier trabajo.
¿Cómo son los clubes de debate?
No solo están en los colegios y las universidades: los clubes de debate han entrado en la vida adulta y caracterizan a muchas de las personas que lo integran. Es decir que, así como hay gente que practica yoga o que juega al fútbol, hay otra que decide apuntarse a un club de debate, y así tener una actividad fuera de la rutina.
Entonces, clubes de debate hay de todos los tipos. Generalmente, en los colegios y las universidades se toma a los clubes de debate como instancias de formación política. Aunque este es uno de sus principales componentes, dista mucho de ser el único.
En general, los clubes de debate suelen enfocarse mucho en la práctica, que no es más que la aplicación de una teoría. Es como si fuera un club de conversación, donde hay gente discutiendo y hay alguien que dirige la discusión y hace los correctivos necesarios.
Aunque la política puede ser el motor de muchos de ellos, también pueden plantearse temáticas de debate de orden religioso, cultural, o simplemente situaciones como reuniones de trabajo.
¿Por qué estar en un club de debate?
Saber defenderse no está solo en los puños, sino también en la lengua. Participar de un club de debate permite potenciar las habilidades de las personas a defender sus ideas, y así ser más exitosos en sus entornos laborales y académicos.